Jesús Ángel Carrasco González

* 1932

  • “Una de las conquistas, entre muchas otras, que tuvo el Centro, fue que se logró, cuando yo presidía el Centro, y estaba María Conellas, una gran luchadora del Centro, y se logró entablar con la Embajada americana la salida de muchísimas familias cubanas que estaban aquí y que no podían salir para los EEUU, y logramos que saliesen, si mal no recuerdo, alrededor de 600 familias para EEUU. De aquella conversación que tuvimos con la Embajada. Fue un logro tremendo. ¿Qué ocurre con ese logro? Que gran parte de esa gente que marchó para allí eran socios del centro cubano, y el centro cubano se vio sin ingresos, y ahí empezó una etapa muy difícil económicamente para el centro cubano, que le dejó un poco tambaleando.”

  • “Nosotros salimos [de Cuba], y a mi madre y a los padres de mi mujer no les dejaron salir en represalia hasta ocho años después. Y ocho años después a través de Mariano Sambriz, de la Embajada española, y Mariano Sambriz fue el que logró sacar a mi madre, a una hermana de mi madre y al la madre y el padre de Isabel [su esposa], y lograron salir como repatriados aquí a España. Fue Mariano Sambriz. Y cuando mi madre llegó aquí a España, llegó con el espíritu que tenía de ver a sus hijos y a sus nietos, porque tenía un cáncer avanzadísimo. Me duró solamente 28 días. Tan pronto llegó y en las condiciones que venía… Higinio González Mayo, que ya le he mencionado también, ya trabajaba yo con él, con lo del whisky y demás, nos facilitó dinero para que un gran cirujano la operarse y le abrieron el vientre, y nada, la volvieron a cerrar porque no tenía remedio. Nos duró 28 días desde que llegó. Tres horas antes de fallecer, estaba en la cama nuestra, y había una litera al lado porque la teníamos para acoger en casa a cubanos que llegaban de allí, y mi madre tres horas antes de fallecer estaba haciendo chistes a sus nietos. Por eso a veces cuando yo hablo un chiste, una broma, digo que lo heredé de mi madre, no es otra cosa, tengo que estar contento con ello, es así.”

  • “Por motivos de trabajo, de lo que era mi cometido, Jesús Cor y yo estábamos encargados del mantenimiento de las máquinas automáticas, tanto de la refrigeración como el automatismo, que le echabas la moneda y te daba la botella, había varios modelos. Como había máquinas instaladas también en escuelas, instituciones, centros militares… Y las había también en El Morro y en La Cabaña. Te avisaban que tenías que ir a ver una máquina que no estaba funcionando en La Cabaña, pues tenías que ir a La Cabaña para arreglar aquella máquina. Llegabas allí, ibas con tus herramientas y demás. Ibas por unos pasillos bastante lúgubres, y en esos pasillos es donde escuchabas, en los fosos, creo yo, que en los fosos no estuve, pero se escuchaban allí esos gritos de ‘Viva Cristo Rey’, de ‘Viva Cuba libre’, no fue sólo una vez, fue en más de una ocasión, y en cada ocasión cuando pasabas por allí escuchabas esos gritos y las ráfagas de disparos, y era evidente que habían fusilado a una persona.”

  • “Empecé a trabajar en una cafetería-restaurante que estaba justo frente a La Audiencia de la Habana [actual Palacio de Justicia] Los dueños de esa cafetería eran Anxo Ramón y Amancio García, asturianos, de una aldea cerca de donde vivía mi madre. Pues estuve trabajando allí, hacíamos las labores de una cafetería-restaurante, pero teníamos el aquello de que teníamos que ir a servir desayunos a la Audiencia, la Fiscalía y los juzgados. Allí justamente fue donde llegaba Fidel Castro, me ponía la mano en el hombro y me decía ‘Flaco’, y yo: ‘Hombre, qué tal Fidel’ y esto y lo otro, y decía ‘bueno, ya tú sabes’. Iba con su guayabera blanca impecable, eso sí, bien peinado, pero llevaba en la cintura una [pistola] Ruger alemana, y era para que yo o algún compañero la guardásemos en un almacén que había al fondo, porque él no podía entrar en la Audiencia con un arma de fuego, y entonces se guardaba allí. Cometarios de los que estábamos allí: pues que era por que no podía entrar a la Audiencia con armas de fuego, otros decían que él pertenecía a una mafia, aparentemente sí lo fue, pero eso yo no lo puedo asegurar ni mucho menos. Lo dejo como puntos suspensivos”.

  • Full recordings
  • 1

    Madrid, 26.09.2020

    (audio)
    duration: 01:49:24
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Yo le tengo tanto cariño a todo el que ha salido de Cuba como a la pobre gente que se ha quedado allí, pero no a los que sojuzgan a ese pueblo

Carrasco González Jesús Ángel
Carrasco González Jesús Ángel
photo: Post Bellum

Jesús Carrasco González nació en La Habana, Cuba, el 6 de abril de 1932, y recuerda una infancia y una adolescencia feliz en el barrio del Cerro. Allí empezó a trabajar muy joven en una expendeduría de tabacos y luego en un restaurante frente a la Audiencia de La Habana, donde conoció brevemente al Fidel Castro de antes de la Revolución. Después empezó a trabajar en la empresa Coca-Cola, como encargado del mantenimiento de las máquinas expendedoras de refrescos. En 1961 tuvo que salir precipitadamente de Cuba con su familia, al enterarse de que estaba fichado por el G2 por prestar apoyo a miembros del Segundo Frente Nacional del Escambray [SFNE]. Aunque sus familiares en España les recibieron con mucho cariño, los primeros años en Asturias fueron muy duros. Ya en Madrid, participó muy activamente en las actividades del Centro Cubano de España, el cual presidió durante cuatro años y desde el cual prestó ayuda a numerosas familias cubanas exiliadas en España.