Jorge Olivera Castillo

* 1961

  • Bueno, las becas realmente no era lo que se… Yo me di cuenta de que era una manera de quitarles de cierta manera la potestad de los padres. O sea, el Estado, como ha ocurrido durante todo ese proceso, se ha apropiado y ha usurpado el espacio que les toca a los padres en el sentido de la educación. Y por eso, todas las cosas que estamos enfrentando en esa materia, en materia moral, en materia ética, viene dado por eso mismo – por la separación en edades realmente muy complicadas… Separar, becar a los alumnos, o sea, separarlos de la tutela de los padres. Yo creo que forma parte del adoctrinamiento del Estado. Es un programa para un fin mayor, o sea, de control social. Manipular las mentes de los alumnos, de los muchachos en ese sentido, y desarraigarlos del seno familiar de esa manera.

  • Realmente conformar esa sociedad cuesta tiempo, y aún no hemos salido del castrismo. Y yo creo que no saldremos ni a corto ni a mediano plazo. No lo creo. El castrismo, como yo te dije, está legitimado, pertenece a todos los foros internacionales, es aceptado, el nivel de crítica es mínimo. Por ejemplo, en respecto a Venezuela y Nicaragua… Es aceptado y es tolerado. Lo único que existe, el único país con el cual Cuba no tiene relaciones diplomáticas ni comerciales, ni económicas, es con los Estados Unidos. Eso hasta cierto punto ha sido aprovechado como una fuente de legitimidad para el gobierno cubano. Desafortunadamente así, es aceptado por Europa que son países muy importantes en el contexto internacional, no son países que se puedan dejar de lado. Ha sido aceptada la dictadura. Y en Estados Unidos, el tema de Cuba se ha convertido más bien en un tema electoral que en otra cosa.

  • La sociedad cubana es una sociedad enferma en muchos sentidos. Es una sociedad que le han puesto un policía en la mente a cada uno, donde existe temor, donde nadie confía en nadie, donde todo el mundo sospecha que el vecino o que el amigo es un policía. Romper esos patrones es muy difícil. Porque se ha transmitido de generación en generación. Y de mantenernos en carga, el bombardeo constante de los medios de comunicación, el adoctrinamiento en las escuelas que permanece sin alterar… Y todas esas cosas crean una especie de estancamiento que es favorable al gobierno, por supuesto que él mismo se encarga de que esto se mantenga igual. Y sobre todo la incapacidad de sustentarse económicamente. Digo esto por la imposibilidad de que el cubano pueda vivir de su sudor, de su esfuerzo, ya sea físico o intelectual. Y esto también crea una dependencia al Estado. Y como no existe en estos mecanismos procurarse el sustento de manera legal, el cubano tiene que acudir a familiares o amigos asentados en el extranjero, o si no, a vivir de la ilegalidad, y eso se convierte en proclive al chantaje. O sea, ya de hecho, a verse obligado a cometer algún delito de acuerdo a las leyes establecidas, para sobrevivir, digo sobrevivir, no vivir de lujo, ni vivir con excesos, ya se convierte en un ser éticamente desmovilizado, un ser que se ve proclive al chantaje, que está haciendo algo ilegal, y que no tiene la moral ni una ética necesaria para asumir un rol en una agrupación, porque le van a decir: ‘¿Pero tú como compraste esto?’. Es decir, es una sociedad y un sistema creado para crear una especie de servidumbre. Porque somos realmente esclavos. Cuando uno analiza cómo vive el cubano de hoy, somos esclavos.

  • Cuando yo siempre comparto mis inicios, digamos de una manera profesional, a la literatura, no solamente como lector sino como un escritor, se desarrollan en un ambiente hostil. Y yo no sé explicar por qué la esta chispa creativa para plasmar todo el cúmulo de experiencia que tenía en mi cabeza, volcarlas, o sea potabilizarla con las herramientas literarias, ocurrió cuando estaba en las celdas de aislamiento allá en el Combinado Provincial de Guantánamo. Yo pienso que la soledad y el shock tan grande que representó para mí de estar en aquellas condiciones, y sobre todo la soledad… Yo tenía que llenar el espacio de alguna manera, no conversaba con nadie, solamente mis visitas eran las ratas, las hormigas y las avispas que entraban entre los barrotes de la ventana. Y recordar… Pararme en un murito, mirar por la ventana enrejada, el hierbazal, hacer mis ideas, recordar los buenos momentos de mi vida, recordar a mi familia, a mi esposa, a mis hijos. Esa era una manera de llenar el espacio. Porque allí, en una celda, un día representa una semana.

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    Habana Vieja, Cuba, 19.09.2018

    (audio)
    duration: 02:29:22
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Edgar Allan Poe imaginó todas esas cosas siniestras. Yo las viví.

Jorge Olivera Castillo
Jorge Olivera Castillo
photo: Post Bellum Cuba

Jorge Olivera Castillo nació en el barrio de Belén en La Habana Vieja, Cuba, en 1961. Es un poeta y disidente cubano. Durante diez años trabajó de editor en la televisión cubana ICRT, pero después de un intento fallido en 1991 de abandonar la isla de Cuba en una balsa, fue bajado de puesto, por lo cual abandonó su trabajo de editor de la televisión. En 1993 hizo su primer reportaje para la Radio Martí con sede en Miami y se unió a la oposición. En 1995 fundó con otros periodistas Havana Press, agencia de periodismo libre, y más tarde se hizo su director. Fue encausado dentro de la Primavera Negra de Cuba de 2003, formando parte del Grupo de los 75 opositores encarcelados, y pasó nueve meses en celda de aislamiento. Durante el proceso fue condenado a 18 años de prisión, pero le fue otorgada la licencia extrapenal por motivos de salud después de 18 meses de condena. Su obra literaria está basada en sus experiencias penitenciarias, se enfoca en poema corto y cuentos.