Pedro Urruchurtu

* 1990

  • “Yo me imagino el 31 de diciembre de este año con un gobierno de transición, con un presidente que además es legítimo en el poder, como es Edmundo González Urrutia. Veo a Venezuela… Veo a República Dominicana reconsiderando la decisión de no invitar a Venezuela, porque en ese momento va a haber un gobierno democrático en la Cumbre de las Américas que sí va a poder ir a representar al país, no como el régimen. Entonces los veo reconsiderando eso. Veo a María Corina recibiendo el Premio Nobel de la Paz personalmente, como líder de este proceso y como figura clave de ese gobierno de transición. Pero fundamentalmente me imagino ese 31 de diciembre de 2025: la gente despidiendo el año y dándole la bienvenida al 2026 con un gran júbilo por muchas familias reunificadas dentro de Venezuela. Me imagino ese abrazo de fin de año como un abrazo que por años mucha gente está deseando: abrazarse en Venezuela, en familia. Veo por primera vez a muchas familias abrazándose, diciéndose entre ellas que todo ahora valió la pena. Y que ahora es que hay trabajo por hacer, pero que estamos otra vez todos juntos. Yo me veo en Venezuela el 31 de diciembre de 2025 con mi familia. Y veo a todos nuestros amigos y hermanos presos liberados. Y nos veo a todos juntos celebrando que todo lo que vivimos tuvo un propósito y que, bueno, el destino nos preparó para el momento que se aproxima. Y ahí estamos”.

  • “Y creo que este tema del aislamiento y de la situación en la que uno está en estas circunstancias… ella más particularmente sola. Porque nosotros nos teníamos (en la Embajada Argentina) a nosotros. Pero ella sola allí. Creo que hay un momento que lo marca perfectamente, que es cuando ella habla con el presidente electo Edmundo González Urrutia. Están hablando de la premiación y ella dice: ‘Lo que yo daría por un abrazo. En este momento lo que necesito es un abrazo’. Imagínate lo que significa el momento —probablemente de los más importantes en la historia de una persona— que está trascendiendo ahora al lugar de los líderes del mundo que han ganado un Premio Nobel de la Paz. Que te llamen a las cinco de la mañana para decirte que eres el Nobel de la Paz 2025… y que no haya nadie que pueda darte un abrazo, para decirte ‘felicidades, qué emoción, qué orgullo’. Imagínate lo que significa eso: enterarte de la mejor noticia de tu vida —además de la libertad de Venezuela, que seguramente lo será— y que nadie esté allí para acogerte y decirte ‘qué maravilla’. Ni siquiera tus hijos. Imagínate lo duro que tiene que ser eso y ese nivel de sacrificio que hace un líder en su circunstancia histórica. Y ella lo entiende, y creo que ya está consciente de eso, pero no deja de ser duro. Tan así que lo dice: ‘¿Qué no daría yo por tener un abrazo en este momento?’ Y ella sabe que al final ese abrazo lo va a tener, y lo va a tener de millones de venezolanos. Pero en ese momento, cuando te dicen que eres el Nobel de la Paz, nadie está allí para darte una palmada en el hombro. Debe ser muy duro.”

  • “Es que no sabíamos nada. La realidad es que no sabíamos nada. De hecho, después de que se anuncia es que empezamos a entender de dónde podía haber venido la nominación, que vino de esta organización del exilio cubano que estaba en Miami. Y se empezó a hacer este pronunciamiento… luego con las universidades en Florida, luego los congresistas, luego los chilenos… Pero fue totalmente inesperado. Ninguno de nosotros esperaba esto. Había salido un tema ahí de una apuesta el día anterior, que fue muy raro ver lo de la apuesta. Alguien estaba apostando todo a que ella podía ganar el Premio Nobel de la Paz. Pero lo descartamos. O sea, no digo que no hubiera probabilidad, pero no lo veíamos… porque es que estábamos en un proceso de liberación del país, entonces no parecía como el momento de que alguien ganara el Premio Nobel de la Paz. En el caso de María Corina me refiero. Y fue totalmente inesperado, al punto de que, bueno, cuando a ella se le da la llamada… obviamente ella no puede decir nada. Se anuncia, y después de ahí está todo lo que estalla de la emoción, ¿no? Pero es que no… no… si tú me dices algún indicio que pudiera más o menos decirles a ustedes… ninguno. No lo esperábamos”.

  • ¿“Cómo evito que me agarren”? Eso es lo primero qué haces, qué tienes que hacer… Ojo: porque uno siempre se imagina el riesgo, porque el riesgo lo vives, que puede pasar, pero cuando pasa… pasa muy rápido. Y en ambos casos fueron decisiones de muy corto tiempo que había que tomar. O sea, obviamente entrar en una embajada —la primera o la segunda— pasa porque haya alguien que te permita entrar, o sea, que esté informado. Entonces esos primeros minutos… para poder llamar. De hecho, en esa primera embajada en la que entramos, el canal de comunicación estaba abierto porque estábamos organizando una reunión de María Corina que iba a ser la semana siguiente. Y eso me permite a mí inmediatamente hablar y decir: ‘Tenemos este problema, ayúdenos a entrar, por favor’. Y salimos de la oficina muy rápido. Te estoy hablando que en menos de diez minutos ya estábamos en un carro, sabiendo que nos podía perseguir una moto —que nos persiguió en algún momento del camino— hasta poder llegar a la residencia diplomática en la que llegamos y nos dieron acceso. Pero esos minutos, que en la práctica fueron siete u ocho, se sintieron como tres días. ¿No? De eternidad, digamos, porque es mucha tensión. Pero además es llegar a un sitio en el que sales sin nada. O sea, tú te tienes que salir corriendo sin nada: tu teléfono y ya, y con la ropa que cargas puesta. Y a partir de ese momento en adelante lo que queda es, bueno: cómo gestionas que alguien vaya a tu casa a buscar alguna muda de ropa, un bolso con lo mínimo… Pero tú en ese momento entiendes que dejas de tener casa, dejas de tener cosas, dejas de tener familia de alguna manera, porque tienes que protegerlos, sobre todo si viven en Venezuela. Entonces hay un desprendimiento y te toca concentrarte en estar allí y en ver cómo desde allí manejas tu mundo personal para tomar decisiones que van desde lo administrativo hasta: bueno, ¿qué hago con mis cuentas? ¿Mis cuentas bloqueadas? ¿Qué hago con… sabes? No tengo pasaporte, no tengo mis cosas materiales, mi casa… no sé si voy a volver”. Alguien tiene una copia de la llave del apartamento para buscar las cosas y traerme una pequeña maleta con tres camisas, tres ropas interiores, tres pares de medias… En fin… es complejo porque tu vida te cambia en un segundo. Y siempre bajo la idea de que si no lo hacías, probablemente el destino era la cárcel. Tanto así que luego la segunda embajada, la de Argentina, el 20 de marzo… bueno, a nosotros nos acusan y nos da tiempo de correr y hablar muy rápido, esa llamada. Yo me acuerdo haber hablado en ese momento con el que era encargado de negocios de Argentina en Venezuela. Él me pide 15 minutos. Yo recuerdo claramente que le dije: ‘Diez. No pueden ser 15’. Le digo: ‘Pide permiso a Argentina’. Y rápidamente se da toda la movilización para que podamos entrar a la embajada argentina. Pero allí sí teníamos una urgencia adicional: ya sabíamos que a dos de nuestros compañeros ya los habían apresado: Henry Alviarez y Dignora Hernández. Hoy, por cierto, grabando esto el 12 de octubre, Henry Alviarez cumple años”. (y sigue preso a la fecha, nota editorial)

  • “Yo creo que para poder responder a esa pregunta hay como dos maneras de entenderlo. La primera tiene que ver con que creo que hay que evitar dividir a los venezolanos entre quienes se fueron y quienes se quedaron. Creo que estos regímenes son muy efectivos en esa idea de separarnos y de hacer valer más al que se fue o al que se quedó. Yo creo que al final son maneras de vivirlo muy distintas, pero además somos el mismo país, independientemente de donde estemos. Y además, cuando la gente decide huir de Venezuela, con el éxodo más grande de la historia de la región, es por las condiciones en las que el propio régimen llevó a los venezolanos a una situación de supervivencia: la gente prefirió correr el riesgo de perder la vida abandonando Venezuela, caminando kilómetros, pero con la certeza de que podían tener un futuro mejor en otro lugar, que la certeza de morir dentro de Venezuela de hambre o de miseria. Y eso es parte de lo que estos modelos recrean. Pero también creo que hay gente que decidió quedarse en el país por las razones que sean: por apego, por arraigo, porque no estaban listos para irse, porque no tenían las condiciones para irse. Pero yo no creo que quienes hayan decidido quedarse sea una Venezuela residual. Las condiciones son tremendamente distintas, pero al final ambas decisiones implican una enorme valentía, tanto la de irse como la de quedarse. Y creo que eso es tremendamente importante porque al final somos el mismo país. Y a mí me pasa: yo me negaba a irme de Venezuela por una convicción muy mía… y con la enorme fortuna de que pude conocer muchos países, viajar por mi trabajo. Siempre quería volver a Venezuela y tenía la posibilidad de hacerlo hasta que sencillamente me agarró la persecución y me tuve que exiliar y desterrar, como terminó pasando. Pero yo hablo con tanta gente y creo que al final Venezuela vive en cada uno de los corazones de los que a diario la recuerdan. Y hay una cosa más que yo he dicho muchas veces: no hace falta irse de Venezuela para sentirse extranjero en el país y para sentir que tienes o que no tienes un país. Yo estaba en Venezuela y extrañaba tener un país normal. Entonces no hacía falta irse para sentirse extranjero o fuera de tu patria, porque al final el régimen fue haciéndole tanto daño a la sociedad venezolana a propósito, que generó heridas muy profundas donde incluso estando en Venezuela podías sentir que no estabas en tu país. Y por eso creo que la campaña del año pasado fue tan poderosa con María Corina y con Edmundo González, porque lograron conectar esta idea de la reunificación, del volver al país, a la familia, al reencuentro: lo que el régimen separó, reunificarlo. Eso pasa por ese cordón umbilical que uno nunca pierde. Por eso evito caer en esa separación de quién es más valiente y quién es más valioso. Porque el exilio requiere mucha valentía. Quedarse en Venezuela y soportar lo que implica sobrevivir en Venezuela requiere mucha valentía. Pero, en cualquier caso, ambas valentías son necesarias para reconstruir Venezuela en el proceso en el que estamos para que vuelva a ser un país libre”.

  • “Recuerdo un momento que me marcó como niño, que fue justo el 6 de diciembre de 1998, cuando Hugo Chávez es electo presidente de Venezuela. Recuerdo nítidamente el silencio en mi casa, un silencio sepulcral que lo decía todo sin decir nada. Ahí entendí que algo estaba mal. Luego la preocupación, la negación de ‘ganó este señor que viene de ser un golpista’. Eso despertó en mí la curiosidad de entender el porqué de la reacción en mi casa y en mucha gente. Y creo y eso lo he dicho siempre - si algo hizo Chávez en su presidencia, cuando tuvo el poder, fue exponer a todo el mundo a la política. Todo el mundo en Venezuela hablaba de política. Eso facilitó la polarización: tener adeptos y señalar al que no lo apoyaba. Dividió a la sociedad, la polarizó, pero hizo que todo el mundo siempre hablara de política. Yo tenía ocho años cuando él ganó y fui creciendo viendo esa polarización, esa disputa permanente política, ese permanente discurso político”.

  • "Luego, en 2013, fallece Chávez. Más allá de que haya sido… si fue en diciembre de 2012 o fue en marzo de 2013, como se dijo oficialmente. Lo cierto es que se da la oportunidad de la elección de Capriles-Maduro en abril de 2013, que digamos todo apunta, y como sabemos, la ganó Capriles, pero bueno, al final igual Maduro se la robó. Pero lo interesante es que para esa campaña un amigo, un buen amigo, me lleva ‘engañado’ al comando de campaña de esa elección. Porque, a ver, para ponerlo en retrospectiva: este amigo es una persona que trabaja mucho en el área internacional. Es profesor de la Escuela de Estudios Políticos. En ese momento estaba ya colaborando con la oficina de campaña en la parte internacional de Capriles. La coordinadora internacional de la campaña de Capriles era María Corina Machado, y entonces él era parte de esa oficina, de ese equipo. Entonces un día, pues yo estaba un poco decepcionado del tema político por lo que habíamos vivido en octubre del año anterior. Y entonces este profesor, entre una cosa y otra: “vamos a tomar un café”. Y terminé al final en la sede del comando de campaña, en la parte donde funcionaba lo internacional. Y a partir de ahí nos integramos a trabajar dos semanas muy intensas, que fue lo que duró la campaña. Pasa todo lo que pasa. Finalmente se roba la elección Maduro. Estuve un par de días más allí en todo el proceso de intentar denunciar el fraude. Y bueno, yo quedé tan decepcionado que regreso a mi universidad. Yo ya no quiero saber nada de esto. Obviamente, ahí conocí a María Corina. Me encantó conocerla. Ya yo tenía una cierta afinidad con María Corina porque había estado en su cierre de campaña en la primaria de 2012. Me gustaba ella como perfil político. Siempre valoré que le hubiera dicho a Chávez en su cara lo de ‘expropiar era robar’. Y también su campaña… cuando le preguntaban por su spot publicitario que decía ‘comunismo por aquí’, que era el dedo —en vez del dedo grosero, era el dedo natural con el que uno moja cuando vota—, entonces era como ‘vota contra el comunismo’. Siempre conecté mucho con ella en ese sentido. Pero bueno, salí muy decepcionado de ese momento de la campaña de 2013. Por otro lado, al final mi trabajo allí gustó, y me terminan llamando en ese momento la que era coordinadora de la línea internacional de la oficina de María Corina —la propia María Corina— y me invitan a quedarme ya siendo parte, digamos, del proyecto que estaba por nacer a nivel político, que iba a ser Vente Venezuela. Todavía no existía Vente Venezuela como partido; estaba muy incipiente. Y bueno, era un partido que estaban haciendo: un partido liberal, de centroderecha, libertad económica, un partido que digamos estaba faltando en el espectro político venezolano. Yo renuncio a la universidad, lo pienso muy bien, por supuesto, renuncio a la universidad, y me adentro de lleno a Vente Venezuela, o en ese momento a la oficina parlamentaria de María Corina, para que tengamos unidad de los tiempos, la elección fue el 14 de abril de 2013 y yo el 29 de abril de 2013 estaba empezando a trabajar con María Corina y construyendo el proyecto de Vente Venezuela. Fueron dos semanas muy intensas de decisión. Y a partir de ahí llegué y de ahí en adelante pues involucrado en el área internacional y luego en el área de formación política. Me convertí en el coordinador más joven de área y miembro más joven de la Dirección Nacional del partido, con 24, 25 años. Coordinador nacional de formación política del partido: recorrí Venezuela, le di dos veces la vuelta al país; formamos más de 24.000 jóvenes en temas de liberalismo, democracia, derechos humanos. Y por ahí se fue labrando el camino. Y siempre un poco compensando la formación política con el área internacional. Desde lo político, que es lo que siempre más he disfrutado. Entonces ese balance de las dos cosas me ha hecho hacer carrera dentro de Vente y es donde estoy hoy”.

  • Full recordings
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    Praha, 12.10.2025

    (audio)
    duration: 01:46:20
    media recorded in project Memory and Conscience of Nations
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La valentía del exilio y la de quedarse son necesarias para reconstruir Venezuela.

Pedro Urruchurtu, 2025
Pedro Urruchurtu, 2025
photo: Post Bellum

Pedro Alejandro Urruchurtu Noselli, nacido en Caracas el 8 de octubre de 1990, es politólogo, activista político y profesor universitario venezolano. Creció en una familia caraqueña de clase media; su madre falleció cuando él tenía casi 3 años y fue criado principalmente por su abuela y familiares maternos, junto a su hermana mayor. Es egresado de la Universidad Central de Venezuela (UCV) con mención honorífica en Relaciones Internacionales y ha sido profesor en esa casa de estudios. En 2016 cursó el Programa para el Liderazgo Competitivo Global de la Universidad de Georgetown. Se incorporó al equipo de María Corina Machado tras la elección presidencial del 14 de abril de 2013 y comenzó a trabajar con ella el 29 de abril de 2013. Ha ocupado responsabilidades en Vente Venezuela, especialmente en formación de cuadros y en asuntos internacionales, y ha contribuido a la proyección internacional del liderazgo de Machado. El 6 de diciembre de 2023 fue señalado por la Fiscalía junto a otros dirigentes opositores. El 20 de marzo de 2024 se asiló en la residencia de la Embajada de Argentina en Caracas con otros miembros del entorno de Machado. Permaneció allí 412 días bajo asedio y restricciones de servicios básicos. Salió el 6 de mayo de 2025 en la llamada “Operación Guacamaya” y fue trasladado a Estados Unidos, desde donde continúa su labor internacional por la causa democrática venezolana dentro del marco de Vente Venezuela bajo el liderazgo de la Premio Nobel de la Paz, María Corina Machado. La grabación de la entrevista con Pedro Urruchurtu fue hecha posible en Praga en octubre de 2025 gracias a la invitación y apoyo de la Fundación Forum 2000.