The following text is not a historical study. It is a retelling of the witness’s life story based on the memories recorded in the interview. The story was processed by external collaborators of the Memory of Nations. In some cases, the short biography draws on documents made available by the Security Forces Archives, State District Archives, National Archives, or other institutions. These are used merely to complement the witness’s testimony. The referenced pages of such files are saved in the Documents section.

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Alfredo Sánchez Echeverría (* 1936)

“En Cuba no se trata arreglar las calles rotas, sino arreglar las mentes de los cubanos.“

  • nacido el 13 de julio de 1936 en Cuba

  • 1961 arrestado, esperando un año el juicio, condenado a 30 años de prisión

  • 1975 liberado de la prisión

  • 1977 salida de Cuba, exilio en Venezuela, nacimiento de su hija

  • 1978 participación en los diálogos diplomáticos entre Cuba y Venezuela, rescate de prisioneros políticos cubanos

  • 1979 primera visita a Cuba después de la emigración

  • 1981 emigración a los Estados Unidos Americanos

  • actualmente está jubilado y reside en Miami

“En Cuba no se trata arreglar las calles rotas, sino arreglar las mentes de los cubanos,“ dice Alfredo Sánchez Echeverría, ex-preso político cubano que desde el año 1977 está viviendo en el exilio.

Alfredo Sánchez Echeverría nació el 13 de julio de 1936 en Cuba en una familia intelectual, dado que su padre era profesor de la Universidad de La Habana y más tarde participó en el último gobierno democrático cubano, es decir antes de la dictadura Fulgencio Batista. Dadas las condiciones políticas de la lucha del padre de Alfredo contra Batista, tuvieron que salir del país y pudieron volver hasta a finales del año 1954. En 1958, cuando Batista huyó de Cuba y se estableció en poder Fidel Castro, la familia de Alfredo seguía teniendo problemas políticos. Al final, en 1961, Alfredo fue arrestado y condenado a 30 años de prisión.

Empezaron a fusilar a la gente

En el mismo año, exactamente el 16 de abril de 1961, fue realizada la malograda invasión a Cuba, organizada y financiada por la CIA estadounidense y con la participación de unos 1500 exiliados cubanos. Fue la invasión por Bahía de Cochinos y el plan era derrocar a Fidel Castro.[1]

“Las cosas cambiaron, empezaron a fusilar masivamente a la gente,” recuerda Alfredo los momentos después de la fallida invasión, mientras que él ya estaba preso, y sigue narrando los detalles sobre las “galeras de la prisión” que de repente sufrieron un aumento masivo de presos, junto con empeoramiento del trato y de alimentación. “Recuentos, guardias con palos y bayonetas, golpes… Todas estas eran las prácticas de aquel entonces,” cuenta Alfredo.

No sabías si por la tarde regresabas vivo

Al final, en diferentes cárceles cubanas cumplió con 14 años de condena. Entre otras, estuvo también en la Isla de Pinos, un lugar desierto al cual mandaban a los presos políticos de trabajos forzados. En este sentido menciona el gran “Plan Especial Camilo Cienfuegos” que fue implementado entre los años 1964-1967 y estaba diseñando programa de trabajos forzados justo para los presos políticos.[2] Una cantidad tan dura e inhumana de trabajo, fuera “mover piedras o en trabajos agrícolas,” trae recuerdos amargos a la mente de Alfredo. “Uno salía por la mañana y no sabía si por la tarde regresaba vivo,” cierra el tema.

Ni clavo se vendía…

Después del fracaso del Plan Camilo Cienfuegos, el rumbo de Cuba se volteó a un Plan progresivo, en el cual los presos tenían la posibilidad de “ir pagando tu condena y quizás salir antes de que se acabara”. Al final, Alfredo fue liberado en 1975 y aunque tenía posibilidad casi directa de emigrar, decidió convivir al menos algo de tiempo con su familia. “Cuando salí de la prisión, las tiendas estaban vacías, no había dinero,” resume. “Uno se podía comprar un pantalón al año y un par de zapatos en no sé cuánto tiempo,” agrega todavía detalles sobre el funcionamiento del mercado a base de raciones. Sin embargo, este mismo periodo de finales de los años setenta significaron en el otro lado un gran desarrollo turístico de Cuba – se construían hoteles y los turistas iban poco a poco llegando, creando así “el mercado de divisa dura” que influyó todavía más la vida de los cubanos. “Hubo un momento que ni clavo se vendía, me pasé tiempo buscando un tornillito porque no había,” cuenta Alfredo, como se dio cuenta de que Cuba ya no era un lugar para él.

Invitación al exilio

Finalmente, en 1977, Alfredo emigró a Venezuela, ya que el ambiente político y diplomático de Cuba había aflojado un poco, ofreciéndoles a los opositores del régimen la “invitación al exilio”. En Venezuela, Alfredo trabajó como director de una fábrica de plásticos y tuvo una hija. Ya casi a finales de los años setenta fue elegido como persona de confianza para manejar los diálogos diplomáticos entre el gobierno venezolano y Cuba sobre el rescate de presos políticos cubanos.  Sin embargo, a pesar de haber liberado varios presos políticos y haberlos llevado a Venezuela, esta situación diplomática no sobrevivió el cambio de década.

Buscar una salida pacífica

Al final, en 1981, Alfredo se trasladó de Venezuela a los Estados Unidos Americanos, donde trabajó de topógrafo y en 1984 terminó sus estudios universitarios como ingeniero civil. Reside en Miami y hasta hoy en día “intenta ayudar a buscar una salida pacífica de la situación que tenemos en Cuba,” según termina la entrevista en la primera persona de plural, a pesar de haber pasado décadas en el exilio.

[1] Para más información sobre la invasión, véase http://www.bbc.com/mundo/noticias/2011/04/110414_cuba_aniversario_bahia_de_cochinos_invasion.

[2] Más información sobre el Plan Especial Camilo Cienfuegos aquí: https://www.martinoticias.com/a/plan-especial-camilo-cienfuegos-un-nombre-para-el-trabajo-forzado-en-cuba/35609.html.

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  • Witness story in project Memoria de la Nación Cubana / Memory of the Cuban Nation (Eva Kubátová)