The following text is not a historical study. It is a retelling of the witness’s life story based on the memories recorded in the interview. The story was processed by external collaborators of the Memory of Nations. In some cases, the short biography draws on documents made available by the Security Forces Archives, State District Archives, National Archives, or other institutions. These are used merely to complement the witness’s testimony. The referenced pages of such files are saved in the Documents section.

If you have objections or additions to the text, please contact the chief editor of the Memory of Nations. (michal.smid@ustrcr.cz)

Ramón Rodríguez Azahares (* 1938)

Aprendí que la principal responsabilidad de un técnico era construir con calidad

  • Nació el 21 de abril de 1938 en Baracoa

  • Siendo hijo de un militar fue secuestrado por las fuerzas rebeldes

  • Pasó tres meses de trabajo forzado durmiendo en una cueva natural en la selva

  • Se graduó en Construcción Civil e Industrial en La Habana

  • Participó en varios proyectos, entre ellos el pueblo Birán y el estadio de Baracoa

  • Rechazaba la idea de cumplir metas a expensas de baja calidad de las obras

  • Debido a su actitud fue suspendido después de unos 38 años de trabajo

  • Es padre del renombrado opositor cubano Néstor Rodríguez Lobaina

***český příběh uveden po španělském originále***

 

“No importa que fuera un anciano que lo di todo trabajando y sudando mi camisa construyendo en cualquier lugar del país cerca de 40 años,” dice Ramón Anselmo Rodríguez Azahares, nacido el 21 de abril de 1938 en Baracoa.

Su carrera profesional que se desarrolló en el sector de la construcción le llevó entre otras ciudades y pueblos por ejemplo a Moa, Punta Gorda y Santiago de Cuba, donde contribuyó en el levantamiento de un sinnúmero de edificios de carácter público, administrativo e infraestructural. Aun así tiene que enfrentar el hostigamiento de las autoridades. Y por si fuera poco, su hijo[1] casi perdió la vida en un ataque organizado por el gobierno.

Secuestrado por las fuerzas rebeldes

Siendo niño compartía la vivienda con sus abuelos y empezó a estudiar solo cuando tenía diez años. Su padre era militar de origen campesino. Ramón estudió en la Escuela Secundaria Obrera y Campesina. Posteriormente le metieron en el curso de nivelación de la profesión, donde se fue instruyendo en las bases de la arquitectura y construcción. “Allí aprendí a leer plan y hacer cálculos. Cuando hubo una promoción para preparar técnicos para la construcción, obreros con mejores calificaciones… entre ellos yo, fuimos seleccionados para un examen de ingreso. Me enviaron a estudiar a La Habana,” explica. Durante los estudios universitarios se ganaba algo de dinero trabajando en las zafras.

Poco antes del triunfo de la Revolución, la profesión de su padre, quien entonces formaba parte del ejército bajo el mando del general Fulgencio Batista, resultó en el secuestro de Ramón por parte de las fuerzas rebeldes que operaban en la zona. “Una madrugada fui sacado de la casa por los revolucionarios. Tenía que trabajar duro y de noche, haciendo trincheras en los montes, tendiendo líneas eléctricas. Todo eso en la preparación del ataque a Sagua de Tanamo,” cuenta. Durante tres meses fue sometido a trabajos forzados y dormía junto con otros secuestrados en una cueva natural en medio de la selva tropical. Ramón fue liberado gracias a la iniciativa de su esposa quien se dirigió de Punta Gorda, donde vivía la pareja, a Baracoa, para buscar al padre de Ramón en la Dirección Militar e informarle de lo sucedido. El ejército desarrolló una operación para sacar a Ramón de las manos de las fuerzas rebeldes.

El constructor que dejó sus huellas en el país entero

Acabados los estudios de la Construcción Civil e Industrial en La Habana (1963-1968), Ramón empezó su larga carrera de técnico. Participó en proyectos en la Isla de la Juventud y en la construcción de la Facultad Minero Metalúrgica en la ciudad de Moa[2]. Uno de los proyectos mayores en la época después de haber terminado los estudios fue el pueblo Birán[3]. “Era lo que se refiere a la construcción de unas 500 viviendas, más la urbanización de ese pequeño pueblito, con su red técnica y áreas verdes. Era una labor titánica, había varios contingentes de diferentes lugares, muchos ingenieros y arquitectos trabajaron en esta obra. Pero cuando yo llegué allí, me hicieron un trabajo de prueba, y como les gustaron mis resultados, me dejaron solo. Todo el mundo se fue de visita a sus casas y no regresó,” describe las circunstancias que resultaron en su rápida promoción y añade que en esta localidad hizo hasta un pequeño dique para el abastecimiento del pueblo.

Debido a sus éxitos le llegó la propuesta de trabajar en el Instituto de Proyectos de la Dirección Provincial del Oriente[4], donde se dedicaba a proyectos escolares y a viviendas. Colaboró con especialistas soviéticos y trabajó entre otras cosas en el proyecto de viviendas multifamiliares en Guatemala, Mayarí. Además de ello contribuyó en la construcción del estadio de Baracoa, en la remodelación del Hotel El Castillo, la planta eléctrica de Baracoa y el hospital de Maisí. Sin embargo, como iba adquiriendo más responsabilidad, empezaba a conocer el lado oscuro del boom de construcción que algunas partes de Cuba experimentaban después de la revolución. “En aquella época se acostumbraba a construir por metas y generalmente el jefe técnico no era el jefe de la obra. Por las metas que había que cumplir en un tiempo relativamente corto había que hacer las obras de mala calidad,” explica. Ramón era enemigo de esta tendencia. “Aprendí que la principal responsabilidad de un técnico era defender y construir con calidad,” destaca. La actitud de Ramón chocaba con las autoridades. Las consecuencias se manifestaron rápidamente. Se llegó a acusarle de estar frenando el desarrollo de las obras. “Era un ambiente totalitario, en el cual había que cumplir con lo que los jefes mandaban hacer.”

La desgracia de las obras públicas

Ramón continúa resumiendo las peripecias hasta el momento en el cual se produjo el vuelco que parecía fatal. “Me dejaron fuera de servicio por desobediencia.” Es digno mencionar que esto ocurrió después de haber trabajado durante 38 años sin parar. Sin embargo, Ramón no estaba dispuesto a dejar las cosas así. Precisamente al contrario, se puso a la ofensiva, apeló contra la decisión y asumió su propia defensa. El esfuerzo valió la pena. La decisión de las autoridades era tan arbitraria que en el Tribunal Supremo perdieron la pelea. Durante todo el proceso judicial, Ramón estaba alejado del servicio. “Haciéndoles daño a las obras, a mi familia y a mí personalmente… me quedé sin recursos,” recuerda. Así estuvo alrededor de un año. “Menos mal que al final se impuso la justicia,” dice. Gracias a su triunfo en el tribunal, se cambió la dirección en el organismo correspondiente y regresó la dirección anterior. Esta le pidió su colaboración a Ramón, quien regresó y continuó trabajando hasta su jubilación.

Su larga carrera ofrece una cantidad de recuerdos vinculados a ciertas construcciones, entre los cuales se destaca la época de auge de la ciudad de Baracoa. Una de las primeras obras levantadas después del triunfo de la revolución fue el malecón. Hoy en día, esta obra se encuentra en un estado muy malo debido a la falta de manutención. “Se convierte en un ambiente agresivo. Si no sabemos reconstruir nuestro malecón, no sé que va a pasar con el malecón de La Habana,” advierte. A la construcción del malecón le siguió la fábrica de chocolate, carreteras y viviendas. La región dependía en el cultivo de cacao, café y coco y para desarrollar la industria hacía falta levantar infraestructura correspondiente. También se iban construyendo escuelas de campo. La fábrica de refrescos existía de la época anterior. Fue precisamente esta empresa que se convirtió en uno de los símbolos de la tendencia nefasta que va acabando con mucho de lo que se llegó a edificar antes. “Llegó el momento en que se empezó a priorizar a otras zonas. Sin embargo, las necesidades hay siempre,” cuenta Ramón y añade más detalles. “Uno de los errores que se comenten es que unas zonas se van nutriendo de otras. El agua de Guantánamo era chorrosa. En lugar de importar filtro para Guantánamo, se llevó el de Baracoa. Eso era antes de varias décadas y todavía estamos sin filtro. Tomamos el agua clorada, pero sin filtrar,” dice. Como se desmanteló el filtro en Baracoa, también se desmanteló la fábrica de refrescos y de hielo. Al final, se llevaron a Guantánamo a toda la fábrica de hielo. Hoy en día, Baracoa se queda en gran medida incomunicada. Antes había vuelos para muchos sitios, ahora hay tres vuelos a La Habana por semana. La conexión entre Baracoa y Moa por la carretera es insuficiente y lo mismo ocurre en la ciudad. “Las calles en la ciudad son las mismas de hace 40 años.”  A Ramón le da mucha lástima ver el estado del estadio de Baracoa. “Costó tanto trabajo construirlo. No sé quién tiene que ver con eso. Me parece que hay mucha flojedad en exigencias de los dirigentes del municipio. Antes se daban reuniones a todos los niveles. Los trabajadores ponían su criterio y presentaban sus problemas. Se reclamaba y se exigía,” sostiene.

El desinterés de mantener el medio ambiente se refleja también en desarrollo cultural en general. Según Ramón, los jóvenes de hoy no tienen la formación que debieran tener. “No respetan a las personas mayores y yo no veo que haya posibilidad de que esto se haya mejorado. Se dedican a ver dónde hay un pum pum. No quieren trabajar. Se interesan poco por la política,” resume. Sin embargo, el mismo Ramón ha dejado de ejercer el voto. “Realmente eso no resuelve el problema y no lo digo yo solo, lo dice todo el mundo. No puedo votar por una gente que son delegados del barrio. ¿A quién representan? Viví 21 años conociendo el derecho de elegir. Ahora no lo veo.”

La persecución de su familia

“Ha sido un camino largo, ancho y espinoso,” empieza a narrar la última parte de su testimonio dando un profundo suspiro. Se centra en la lucha de su familia contra la dictadura. “Esta situación comenzó cuando mi hijo Néstor era un niño y fue hostigado y acusado de diversionismo ideológico desde su infancia. Se ponía la banderita norteamericana en su gorra y eso ya era considerado subversivo en la escuela. Era muchacho inquieto. Me llamaron varias veces a las reuniones en la escuela.” La persecución se extendió desde el fin de la primaria hasta la secundaria. Sin embargo, no iba a parar allí.  Al hijo de Ramón le negaron el ingreso a la universidad. Eso conllevó al muchacho a un camino disidente. Ya no había salida, se quedó con un camino cerrado. Tenía que ir al servicio militar, pero no resultó con cualidades para pasar el servicio. Entonces se quedó sin servicio militar, sin escuela, sin nada. Ramón intentaba gestionar una salida. Cuando trabajó en Santiago de Cuba, Néstor vivía en los albergues con él. Ramón logró ubicarlo en un politécnico y allí empezó cursar la carrera. Al final, por tener buenas notas, sacó un buen expediente y se ganó un viaje al exterior. Sin embargo, otra vez se lo han negado. “Se sentía mal, hostigado y discriminado. Se lo indujeron al camino opositor las propias autoridades del país,” cuenta y destaca que Néstor nunca tuvo miedo ni vacilación en el propósito que se puso.

La policía política empezó a inventar causas para sacarlo de la calle, porque lo consideraban “altamente peligroso”. Le inventaron unas cuantas causas de dos años, seis meses, tres meses, un año. “Con todo eso, llegó a pasar diez años en la cárcel sin haber tirado una piedra, sin haber rompido una vidriera. Todos los vecinos aquí lo admiraban.” Eso no impidió a las autoridades a pedir participación en un acto de repudio. Tuvieron que ir a buscar personal de otro CDR[5], porque la propia vecindad de su barrio no estuvo de acuerdo con esto.

Ramón estudió las leyes cubanas por su propia cuenta para ayudarle a su hijo. “El dinero en un abogado era botado. Nadie tenía valor de defenderlo, era un contrarrevolucionario,” explica. A Ramón no le quedó más remedio de tratar estudiar la Constitución Política de la República entera con todos los procedimientos. “Tuve que adentrarme en eso para hacer las reclamaciones a través de las mismas autoridades. Se puede escribir un libro de varios tonos sobre las situaciones que yo tenía que ir a defenderlo,” dice al respecto. Las cosas empeoraban. Según Ramón, se conspiró incluso para acabar con la vida de Néstor a través de criminales en la prisión. “Un oficial de MININT[6] reunió a algunos presos condenados hasta 30 años para terminar con él. Esto fue conocido y denunciado cuando se llevó a cabo. Algunos no estaban de acuerdo y se opusieron al ataque. Al final le quebraron la mandíbula en el Combinado de Guantánamo. El reeducador ese día no fue a trabajar. Néstor estaba inconsciente sangrando tirado en el piso, nadie fue a darle auxilio. Cuando recobró consciencia, no había custodio…” describe las circunstancias del ataque contra su hijo. “El objetivo era que otro preso le asesinara. Fue planificado por las autoridades del MININT de Guantánamo,” insiste. Ramón tuvo que ir a La Habana para presentar una acusación incluso contra el propio ministro del Interior, pero no había respuesta. Al final, se consiguió a sacar a Néstor de la cárcel. Le mandaron a Manuel Tames[7] para trabajar en la agricultura.

La instrucción que tenía el MININT era convocar el aislamiento total y completo de Ramón. “No importa que fuera un anciano que lo di todo trabajando y sudando mi camisa construyendo en cualquier lugar del país cerca de 40 años. Estaba circulado por la policía política. Se convocaba incluso a las organizaciones campesinas a cerrar puerta al padre de Néstor Rodríguez.” Todo eso muchas veces sin los resultados que las autoridades esperaban. Los campesinos conocían a este Ramón, quien había venido varias veces para trabajar con el hacha a pesar de que su vida era pluma y papel. “Sin embargo, sí había hasta personas que tenían miedo de saludarme. Se formaba una especie de odio contra la familia.” Así, el MININT actuó varios años en Baracoa. Néstor Rodríguez Lobaina llegó a tener su salida del país al exilio. El gobierno cubano dio permiso para su salida. Con la condición de que no iba a regresar nunca más.

 

[1] Néstor Rodríguez Lobaina es activista de democracia cubano. Después de haber pasado varios años en las cárceles cubanas pudo salir al exilio bajo la condición de que no volviera nunca más a Cuba. Es uno de los fundadores del Movimiento Cubano de Jóvenes por la Democracia.

[2] Moa es la capital cubana de la minería e industria del níquel.

[3] Birán es el pueblo donde nació y vivió Fidel Castro antes de convertirse en revolucionario.

[4] Oriente fue una de las seis provincias de Cuba hasta 1976.

[5] Los Comités de Defensa de la Revolución se fundaron el 28 de septiembre de 1960 con el papel de desempeñar tareas de vigilancia colectiva para delatar a los individuos en contra del sistema político cubano. Es la más poderosa de las organizaciones cubanas gubernamentales, que tiene la movilización de partidarios en defensa del gobierno cubano como uno de sus objetivos principales.

[6] Ministerio del Interior de Cuba.

[7] Manuel Tames es una municipalidad del campo cerca de la ciudad de Guantánamo.

 

*************************************************

„Je úplně jedno, že už jste starší člověk, který se obětoval a na mnoha místech po celé zemi potil krev bezmála čtyřicet let,“ říká Ramón Anselmo Rodríguez Azahares, narozený 21. dubna 1938 ve městě Baracoa.

Zastával celou řadu pozic od zedníka až po stavbyvedoucího a stavebního úředníka, přičemž působil mimo jiné ve městech Moa, Punta Gorda nebo v Santiagu de Cuba. Tam všude se podílel na vztyčení bezpočtu budov rozličné povahy i staveb na poli infrastruktury. Navzdory tomu se i on musel potýkat s pronásledováním ze strany kubánských úřadů. Co víc, nechybělo mnoho a jeho syn[1] se mohl stát obětí útoku, který podle Ramóna zosnovali samotní představitelé režimu…

Únos

Během svého mládí bydlel Ramón u prarodičů a do školy začal chodit až když mu bylo deset let. Otec byl voják v kubánské armádě. Ramón studoval nejprve na dělnické venkovské základní škole a později se zapsal do kurzu, který měl žáky naučit základům architektury a stavitelství. “Tam jsem se naučil číst výkresy a dělat výpočty. Byla možnost dostat se do skupiny, ze které měli vzejít lidé připravení pracovat jako dozorčí na stavbách, takoví lépe postavení dělníci. Dostal jsem se do výběru a dělal jsem přijímací zkoušky. Následně mě poslali studovat do Havany,” vypráví. Během vysokoškolských studií si přivydělával brigádami během sklizní cukrové třtiny.

Krátce před vítězstvím kubánské revoluce zapříčinilo členství jeho otce v kubánské armádě, které tehdy velel generál Fulgencio Batista, nepříjemnou situaci. Ramón byl unesen povstalci, kteří operovali v regionu. “Bylo brzy ráno, když v tom mě revolucionáři vytáhli z domu. Musel jsem pro ně těžce makat, často přes noc. Kopali jsme pro ně zákopy a rozváděli jsme elektrické vedení. Připravovali se na útok v Sagua de Tanamo,” popisuje únos. Celé to trvalo dlouhé tři měsíce, během kterých přespával ve společnosti ostatních unesených lidí v přírodní jeskyni uprostřed bujného tropického porostu. Jeho osvobození proběhlo během akce vedené jednotkami kubánské armády. Ještě předtím informovala Ramónova otce o jeho únosu jeho manželka.

Stavitel, který zanechal své stopy po celé zemi

Po dokončeném studiu pozemního a průmyslového stavitelství (1963-1968) začal Ramón svou dlouhou kariéru v tomto oboru. Účastnil se projektů na Ostrově Mládeže a výstavby Fakulty těžby a metalurgie ve městě Moa[2]. Velkou příležitostí pro něj byla hned během prvních let po studiu výstavba naplánovaná v obci Birán[3]. „Šlo o stavbu pěti set obytných domů, včetně urbanistického řešení tohohle malého městečka. Také elektrická síť a zelené plochy. Byl to ve své době titánský projekt, na kterém se podílelo mnoho skupin dělníků z celé řady různých míst, spousta architektů a inženýrů. Jenže když jsem tam přijel já, udělali mi takový test, výsledek se jim zřejmě pozdával, a nechali mě tam samotného. Najednou všichni zmizeli, odjeli za svými rodinami a už se nevrátili,“ popisuje okolnosti svého překotného povýšení a dodává, že na místě dokonce vyprojektoval malou zásobní nádrž na vodu.

Díky úspěchům na poli stavitelství přišla nabídka na působení v Plánovacím institutu provincie Oriente[4], kde se Ramón věnoval hlavně školním projektům a obytným zónám. V té době spolupracoval i s odborníky ze Sovětského svazu a podílel se mimo jiné na projektu domů pro více rodin v obci Guatemala u Mayarí. Kromě toho pracoval i na stavbě stadionu ve městě Baracoa, na přestavbě tamějšího hotelu El Castillo, na stavbě elektrárny na stejném místě a také nemocnice v Maisí. Rozšiřující se přehled i pravomoci ale vyvolaly v Ramónovi nepříjemný vnitřní rozpor. S tím, jak rostla odpovědnost, se začala odhalovat stinná stránka stavebního boomu, který některé regiony na Kubě zažívaly po vítězství revoluce. „V té době bylo zvykem dodržovat všechny vytyčené cíle. Stavbu zároveň zřídkakdy řídil stavbyvedoucí. Byli tam další lidé, před kterými bylo třeba vykazovat výsledky, a aby bylo možné jich dosahovat, muselo se stavět bez ohledu na to, jestli se tak činilo s dostatečným důrazem na kvalitu,“ vysvětluje. Ramón byl velkým odpůrcem takového postupu. „Naučil jsem se, že největší odpovědnost stavitele spočívá v tom, že má stavět kvalitně,“ říká rozhodně. Jeho postoj nutně vedl ke střetu s úřady a následky na sebe nenechaly dlouho čekat. Ramón byl obviněn ze zdržování výstavby. „Uprostřed totalitního prostředí bylo třeba dělat to, co po vás chtěl nadřízený.“   

Neblahý osud kubánských staveb

Ramón pokračuje ve výčtu situací, kdy se ocitl v konfliktu s úřady. A to až do chvíle, kdy celá anabáze vyvrcholila. „Odvolali mě ze služby kvůli neposlušnosti.“ Je důležité zmínit, že se to stalo poté, co Ramón neúnavně pracoval téměř čtyřicet let. Odhodlaný muž se ale neplánoval vzdát tak snadno. Právě naopak, vystartoval do útoku, ohradil se proti rozhodnutí u soudu, a tam se i sám obhajoval. Vynaložené úsilí přineslo své plody. Původní odvolání ze služby bylo tak svévolné, že bylo nemožné ho před soudem obhájit. Ramón sice dosáhl svého, nicméně celý proces ho citelně poškodil. „Nepříjemně se to odrazilo nejen na samotných stavbách, ale i na mé rodině a na mě osobně… zůstal jsem bez peněz,“ vzpomíná. Trvalo to přibližně rok. „Ještěže jsem nakonec u soudu zvítězil,“ oddychne si. Díky pozitivnímu rozhodnutí soudu se nakonec do vedení příslušné instituce vrátilo bývalé osazenstvo a Ramón se vrátil ke své profesi, ve které pokračoval až do odchodu do důchodu.

Vzhledem k délce období, během kterého se Ramón pohyboval ve stavebnictví, si vytvořil k celé řadě budov zvláštní vztah a pojí ho k nim vzpomínky. Například takzvaný stavitelský boom ve městě Baracoa… jedním z prvních dokončeních děl po revoluci byla pobřežní promenáda. Dnes je kvůli nedostatečné údržbě ve velmi zanedbaném stavu. „Není to moc příjemné prostředí a já si jen kladu otázku, co se asi stane s pobřežní promenádou v Havaně, když se neumíme postarat ani o tu v Baracoe,“ upozorňuje. Po výstavbě promenády následovala továrna na čokoládu, příjezdové cesty a obytné zóny. Region závisel na pěstování kakaa, kávy a kokosových palem a k tomu všemu bylo třeba postavit odpovídající infrastrukturu. Zároveň se budovaly venkovské školy. Z předešlého období už stála továrna na limonády. A byl to právě tento podnik, který se stal svým způsobem symbolem neblahého jevu, který stojí za úpadkem postavených staveb. „V jedné chvíli se začaly upřednostňovat určité regiony nad jinými. Jenže pozornost je třeba věnovat úplně všude,“ říká Ramón a přidává konkrétní příklady. „Když někde něco chybí, podívají se, kde to naopak mají, a vezmou jim to. Tohle přiživování se považuji za obrovský problém. Tak třeba voda v Guantánamu nestála za nic. Místo, aby koupili a nainstalovali nové filtrační zařízení, vzali to, které bylo v Baracoe. Stalo se to před desítkami let, a Baracoa je stále bez filtrů. Voda je chlorovaná, ale nefiltrovaná,“ vysvětluje. S tím, jak z Baracoy zmizelo filtrační zařízení, přestala fungovat i továrna na limonádu a led. Tu druhou si nakonec taky převezli do Guantánama. Kromě toho v současnosti je Baracoa velmi špatně propojená s okolním světem. Dříve se letiště využívalo mnohem více, dnes se létá třikrát týdně do Havany. Spojení do města Moa je také nedostatečné a v samotné Baracoe to není o moc jiné. „Ulice se za posledních čtyřicet let neopravovaly.“ Ramónovy nezbývá než zoufat si nad osudem městského stadionu. „Vybudovat ho stálo tolik úsilí… nevím, kdo za tohle může. Myslím si ale, že to souvisí s tím, že představitelům města je to jedno. Jsou příliš líní a pohodlní, než aby se s tím pokusili něco udělat. Dříve se občané scházeli a rokovali…,“ tvrdí.

Nezájem o prostředí, ve kterém lidé žijí své životy, je ale ve skutečnosti součástí mnohem obecnějšího jevu, který se projevuje i na mentalitě obyvatelstva a kulturním vývoji. „Mladí nemají žádnou úctu ke stáří a upřímně nevidím způsob, jak by se to mělo zlepšit. Zajímá je jen to, kde se mohou opít a tančit a pracovat nechtějí. O politiku se nezajímají,“ shrnuje a přiznává, že vzhledem k možnostem, které se nabízejí, sám nechodí volit. „Víte… tak, jak je to nastavené, se nic nevyřeší. A neříkám to jenom já, vědí to všichni. Nemůžu jít volit lidi, které už předtím vybrala nějaká komise. Koho asi zastupují? Já jsem žil 21 let ve svobodě a vím, jak vypadají volby. Takhle rozhodně ne.“

Útoky na rodinu

„Byla to dlouhá a trnitá cesta,“ nadechne se zhluboka a začíná vyprávět o tom, jaká nebezpečí přineslo jeho rodině odmítnutí podvolit se šikaně režimu. Tohle je příběh o tom, jak obtížným se stal boj s diktaturou pro celou rodinu. „Začalo to, když byl můj syn Néstor ještě malý. Už jako dítě ho označovali za ideologického diverzanta. Stačilo, aby si na kšiltovku připnul odznáček s americkou vlajkou. Bylo to rozverný kluk a já jsem strávil mnoho času na třídních schůzkách.“ Pronásledování se stupňovalo a prostupovalo celým obdobím základní školy. Tam ale neskončilo. Synovi byla odepřena možnost studovat na vysoké škole, což ho utvrdilo v jeho odmítavém postoji. V té chvíli už nebylo cesty zpět. Vojenskou službu nemohl nastoupit mimo jiné kvůli tomu, že nesplňoval fyzické předpoklady. Nemohl ani studovat, ani nic jiného. Ramón se snažil nepříjemnou situaci nějak řešit. Když pracoval v Santiagu de Cuba, Néstor s ním žil na ubytovně a Ramónovi se nakonec podařilo vybojovat pro něj místo v tamní škole. Chlapec se učil dobře a dokonce měl mít příležitost vycestovat na stáž do zahraničí. Tu mu ale úřady opět odepřely. „Kvůli vší té diskriminaci se cítil hrozně. Nedali mu jinou možnost, než stát se disidentem,” popisuje a zdůrazňuje, že Néstor byl odhodlaný dosáhnout v tomto smyslu úspěchu.

Úřady považovali Néstora za nebezpečný živel a začaly konspirovat proti němu. Během dalšího období mu přišili několik obvinění, která skončily tu dvěma lety za mřížemi, tu několika měsíci. „Když to sečtu, strávil ve vězení nějakých deset let bez toho, aniž by rozbil jedinou výlohu. Lidé v sousedství ho měli za vzor.“ To ale režimu nezabránilo ve snaze poštvat obyvatelstvo proti rodině. Jelikož v bezprostředním okolí se lidé neměli k tomu, aby se účastnili veřejných lynčů, musely úřady svážet skupinky podporovatelů vlády ze vzdálenějších oblastí.

Ramón se pustil do důkladného studia kubánských zákonů, aby se mohl za svého syna postavit před soudy. „Platit si právníka by byly vyhozené peníze. Nikdo ho nechtěl hájit, protože byl označit za kontrarevolucionáře,“ vysvětluje. Nezbývalo, než prostudovat celou ústavu a veškeré příslušné právní předpisy. „Musel jsem se do toho zcela ponořit. O tom, jak jsem bránil syna před úřady, by se dala napsat kniha o mnoha svazcích,“ vzpomíná a zdůrazňuje, že když byl Néstor ve vězení, naplánovala vláda spiknutí za účelem jeho eliminace pomocí kriminálních živlů. „Jeden úředník z ministerstva vnitra shromáždil vězně, kteří si odpykávali až třicetileté tresty, aby ho zavraždili. Někteří se na tom nechtěli podílet. Néstor z toho nakonec vyvázl se zlomenou čelistí. Stalo se to ve věznici Combinado de Guantánamo a dozorce, který měl dohlížet na převýchovu vězňů toho dne nešel do práce. Můj syn ležel na zemi v bezvědomí a nebyl tam nikdo, kdo by mu pomohl. Když se vzpamatoval, stále tam nebyl žádný člen ostrahy…“ popisuje okolnosti útoku. „Cílem bylo, aby ho jiný vězeň zabil. A naplánovalo to samotné ministerstvo vnitra,“ prohlašuje Ramón, který se vydal do hlavního města, kde podal žalobu na samotného ministra vnitra. Jenže odpovědi se nedočkal. Po nějaké době se nakonec podařilo dostat Néstora z vězení. Poslali ho na nucené práce v zemědělství do oblasti Manuel Tames[5].

Ministerstvo vnitra nadále pracovalo na pokud možno totálním vyčlenění Ramóna ze společnosti. „Bylo úplně jedno, že jsem byl starý muž, který bezmála čtyřicet let potil krev na budování všeho možného po celé zemi. Ocitl jsem se v policejním obležení. Dokonce vyzývali lidi z venkova k tomu, abych měl všude zavřené dveře.“ To se ne vždy dařilo, protože lidé Ramóna znali. Mnohokrát s nimi pracoval na venkově i přesto, že si celý život vydělával hlavně v košili a kravatě. „I tak se ale našli lidé, kteří se báli i pozdravit mě. Bylo zřejmé, že cílem je poštvat lidi proti naší rodině.“ Rodina se s tím potýkala dlouhá léta. Nakonec se Néstorovi podařilo odejít do exilu. Kubánská vláda mu dala povolení podmíněné tím, že už se na Kubu v životě nevrátí.  

 

[1] Néstor Rodríguez Lobaina je kubánský demokratický aktivista. Poté, co strávil několik let v kubánských věznicích, mohl odejít do exilu s tím, že už se nikdy nevrátí na Kubu. Je jedním ze zakladatelů organizace Movimiento Cubano de Jóvenes por la Democracia.

[2] Moa je považovaná za kubánské hlavní město těžby niklu.

[3] Birán je obec, ve které se narodil a žil Fidel Castro předtím, než se vydal cestou revolucionáře.

[4] Oriente byla do roku 1976 jednou ze šesti kubánských provincií.

[5] Manuel Tames je venkovská oblast v blízkosti města Guantánamo na východě Kuby.

© Všechna práva vycházejí z práv projektu: Memoria de la Nación Cubana / Memory of the Cuban Nation

  • Witness story in project Memoria de la Nación Cubana / Memory of the Cuban Nation (Eva Kubátová)