The following text is not a historical study. It is a retelling of the witness’s life story based on the memories recorded in the interview. The story was processed by external collaborators of the Memory of Nations. In some cases, the short biography draws on documents made available by the Security Forces Archives, State District Archives, National Archives, or other institutions. These are used merely to complement the witness’s testimony. The referenced pages of such files are saved in the Documents section.

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Sirley Ávila León (* 1959)

Dios no permitió que me muriera, me cuidó la vida

  • es relatora de derechos humanos y opositora al Gobierno comunista reconocida internacionalmente

  • nació el 12 de septiembre de 1959 en Las Tunas, República de Cuba

  • creció dentro de una familia celebrando la doctrina comunista, fue integrante de la “Unión de Jóvenes Comunistas”

  • en 2004 empezó a operar su finca en Limones en el municipio Majibacoa, provincia Las Tunas

  • desde 2005 hasta 2012 fue delegada de la “Asamblea Municipal del Poder Popular” en Majibacoa, no obstante, cansada de la ineficacia de esta organización para resolver los problemas de su comunidad, denunció a las autoridades estatales y, sin ver resultados, a las organizaciones opositoras e internacionales

  • en 2012 se integró al movimiento opositor, cooperando con las organizaciones como “Unión Patriótica de Cuba”, “Radio Martí”, “Hablemos Press” y “Movimiento Cristiano de Liberación”

  • el régimen inició amenazas económicas y físicas, que culminaron en 2015, cuando un expresidiario intentó a asesinarla con un machete, Sirley perdió una mano y tiene cicatrices de por vida en el hombro y ambas rodillas

  • fue hasta 2016 que salió de Cuba hacia Miami, EEUU, donde obtuvo la atención médica

  • reside en Miami, no obstante, todo el tiempo la inquieta la vida de su hijo y su familia, quienes todavía viven en la isla

Česká verze příběhu následuje po španělské verzi:

¿”Para qué tú necesitas mangas? Ni quieres nada si ahora mismo te voy a matar”, comentó el obrero que Sirley Ávila León contrató para que cuidara su finca y, acto seguido la atacó con un machete. El Gobierno cubano lo envió para asesinar a Sirley, quién como delegada del Poder Popular denunciaba las violaciones a los derechos humanos y críticas condiciones de los campesinos. De milagro sobrevivió.

Infancia privilegiada

Sirley Ávila León proviene de una familia campesina, propietaria de tierras agrícolas y de una finca. Aunque en 1959 culminó la Revolución Cubana, la familia pudo retener sus tierras y continuar en la producción agrícola. “En la casa teníamos todas las comodidades, mi papa tenía un tractor particular y trapiche de moler caña de azúcar, la casa siempre estaba llena de gente. La educación la tuve adoctrinada desde el principio. Crecí como una pionera normal, no tuve conocimiento de otra cosa”, rememora Sirley la tranquilidad de su infancia bajo la ideología comunista. Sirley pertenecía a la “Unión de Jóvenes Comunistas”, fue militante de la juventud comunista. Su imagen de la vida feliz de todos los cubanos empezó a desaparecer, cuando en el año 1981 vio cómo la policía demolía un barrio campesino en la ciudad Las Tunas. Cuando en los años ochenta se constituyeron las cooperativas agropecuarias, el “Partido Comunista” obligó a los campesinos a involucrarse en esas. Si los campesinos se negaron, los proclamaron como propietarios individuales, entonces contrarrevolucionarios. Por tanto, el campesinado entregó sus tierras, animales y equipos, no obstante, las cooperativas nunca funcionaron, lo que resultó en el éxodo campesino a las periferias de las ciudades. “Veía cómo maltrataban a las mujeres con niños enfermos, los sacaban de sus casas en ciudades. Como militante de juventud fui a reclamarle a la policía, porque eso no era lo que decía el Gobierno cubano. Sinceramente reclamaba dentro del régimen, nunca pasó por mi mente ser contrarrevolucionaria. Pensaba que era verdad todo lo que decía el régimen”, narra. En 1988 murió su padre y su madre se enfermó de Parkinson, entonces Sirley asumió la responsabilidad de cuidarla, precisamente cuando el país enfrentaba una crisis socioeconómica llamada el periodo especial[1], que duró toda la década de los noventa.

Delegada del Poder Popular

Cuando el hijo de Sirley cumplió 16 años, Sirley le insistió para que fuera miembro de las “Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba” [FAR]: “Le presioné para que se quedara en el servicio, es lindo defender a la patria, lo impulsé para que continuara servir a la patria”, menciona. En 2004, bajo las circunstancias de salarios estatales muy bajos, la escasez de alimentos en el país y la cancelación del apoyo económico estatal de su madre, Sirley decidió regresar al campo y manejar la finca en Limones en el municipio Majibacoa, en la provincia Las Tunas. En el campo conoció los descontentos de los campesinos, las críticas condiciones de la infraestructura y la inexistencia de servicios públicos, motivo, por el cual participó en febrero de 2005 en el convocatorio para ser delegada de la “Asamblea Municipal del Poder Popular”, el órgano superior del poder del Estado en su demarcación, y por su esfuerzo de apoyar a los campesinos fue seleccionada. “Sentí una enorme responsabilidad y orgullo, me sentí obligada de tratar de cambiar la vida de esas personas y de representar gente tan trabajadora. Reclamaba el derecho de los campesinos en la ‘Asamblea del Gobierno’”, comenta su comienzo de la crítica del sistema. Sirley denunciaba las demandas y quejas de los campesinos – el organismo estatal no compraba las producciones, o no las compraba a tiempo, o incluso pasaba un año sin pagarlas. Sirley aún estaba convencida de que los responsables de la miseria eran los líderes locales, todavía confiaba en el Gobierno.

Primeros conflictos con el régimen

En 2006 Sirley empezó a solicitar una escuela nueva en el municipio: “Fui al ‘Consejo del Estado’ pidiendo construir una escuela en la zona, porque los niños caminaban hasta nueve kilómetros a las escuelas que les fueron destinadas”, describe las circunstancias de los primeros conflictos con el régimen y, continua: “La respuesta era que no se puede hacer la escuela, no había material. Al final los padres construyeron la escuela, pero en 2010 la cerraron porque según ellos había pocos niños”. Sirley siempre buscó la forma cómo mejorar la vida en el campo, entonces abrió una biblioteca en su casa. Además, organizó los trabajos comunitarios, cuando invitaba a los vecinos pavimentar las calles, desaguar pantanos o podar árboles, todo con sus propios recursos. Cuando Sirley escaló la clausura de la escuela ante el “Ministerio de Educación” en La Habana y escribió una carta al presidente Raúl Castro [presidente de la República de Cuba de 2008 a 2018], se presentaron amenazas. “No recibía respuestas, entonces hice una presión al presidente Raúl Castro que, si no recibía la respuesta, iba a denunciar a las organizaciones internacionales. Se decía que los cubanos somos libres, que todos tenemos derechos y yo lo creía. Pero mis denuncias culminaron en cinco atentados contra mi vida”, acerca cuando le envenenaron el pozo de agua, mataron a varios animales, vandalizaron todas las paredes de su casa, la asaltaron y secuestraron llevándola fuera de la provincia o incendiaron su cama durante una noche, afortunadamente ella no estaba ahí.

Tener una democracia en Cuba o perder la vida

Los dirigentes del país corrieron a Sirley del puesto de delegada del Poder Popular después de siete años, lo que significó para ella la gota que derramó el vaso y denunció ante las organizaciones de derechos humanos. “El 8 de septiembre de 2012 tuve primer contacto con la disidencia. Busqué grupos de derechos humanos, los encontré por primera vez en Holguín, a los periodistas independientes de la ‘Unión Patriótica de Cuba’ [UNPACU][2] y de la ‘Radio Martí’[3]. Solamente quería que la gente conociera que era agredida física, económica y moralmente”, explica, no obstante, el Gobierno empezó a fabricarle delitos y a atacarla aún más. En ese momento asumió el compromiso moral de no abandonar la lucha hasta tener una democracia en Cuba o perder la vida. Sirley formó una célula de la UNPACU en su barrio y comenzó a cooperar con otras organizaciones independientes, como el “Movimiento Cristiano de Liberación”, “Hablemos Press” o con la Embajada de la República Checa en La Habana, donde tenía acceso libre a la sala de internet. Sirley se convirtió en una reconocida activista. Por causa de sus actividades, las persecuciones se intensificaron. Una de sus compañeras de la oposición la advirtió que les habían ordenado a dos expresos comunes liquidarla. Su compañera fue asesinada en septiembre de 2014. Cuando en febrero 2015 Sirley iba a postularse nuevamente como candidata en las elecciones, le insistieron a su hijo, miembro de las FAR, que manifestara insanidad de ella. Su hijo rechazó, por lo cual lo obligaron a renunciar, subsiste vigilado y perseguido por la Seguridad del Estado.

Machetazos para matarme

La salud de la madre de Sirley, quien vivió en Las Tunas, comenzó a empeorar, entonces Sirley buscó a alguien para cuidar de su finca. Contrató a una pareja, sin embargo, el esposo era un expreso e intentó a asesinarla, mientras difundió noticias falsas de que Sirley le vendió su finca. En mayo del 2015 Sirley regresó a su casa para la cosecha de mangos, cuando el expreso la enfrentó: ¿”Para qué tú quieres mango? Ni quieres nada si ahora mismo te voy a matar”. Sacó el machete y le tiró el primer machetazo a la cabeza. Sirley puso la mano, le llevó la mano completa. Asestó nuevamente y le partió el brazo, con otro tiro le fracturó el hombro. Continuó con machetazos a las dos rodillas, un machetazo a la rodilla derecha, le cortó los tendones y Sirley cayó. Volvió a cortarle la rodilla izquierda y así dos veces más. El criminal se paró gritándola: “Y ahora te voy a picar la cabeza”. Una señora que estaba de visita en la finca salió corriendo para pedir auxilio. “Miré para el cielo…digo ‘Dios mío, si esto es lo que merezco, voy a morir con dignidad’”, suspiró Sirley y, si no hubiera sido por el nieto del atacador, quien estaba de repente en la puerta viéndolo, la hubiera asesinado. “Se le cayó el machete, corrió y me miró diciendo: ‘Voy a estar preso tres o cuatro días y cuando salga voy a defecarme a bailar en tu tumba, porque la finca va a ser mía’”, narra el horripilante incidente en que casi perdió la vida. Tuvo que espantar a los perros que empezaron a lamer su mano llena de sangre y a ella misma. De milagro la señora pudo conseguir ayuda de los vecinos. La ambulancia que llamaron nunca llegó, después de dos horas se presentó la Seguridad del Estado e intentó subirla a un auto. Los campesinos no lo permitieron. Finalmente llegó una ambulancia vieja, rota y sin doctor.

El Dios no permitió que me muriera

La manera como la trataron en el hospital la convenció de que intentaban asesinarla: “En el Hospital General en Las Tunas me tuvieron más de cinco horas en una cama afuera del salón de operación. ‘Ay se nos va, ay no se duerma señora’, decían las enfermeras, pero no me atendían. Estuve ocho horas sin atención médica”, enfatiza la ignorancia del personal médico. Después de 11 días salió del hospital – debido a presiones de los vecinos, del pueblo y de activistas con José Daniel Ferrer[4], líder de la UNPACU. “Se juntaron más que 100 personas para mi defensa. Era una derrota total del régimen tratar de matarme. El Dios no lo permitió, me cuidó la vida y, todas las personas que intentaron alejar de mí se unieron”, agradece. Sirley quedó 10 meses inválida. Cuatro meses después del ataque, en septiembre de 2015, la avisaron que se celebró el juicio con el atacador Osmany Carrión, sin su presencia, sin oportunidad de que participara su familia. Fue sentenciado por robo con fuerza e intimidación de la persona a seis años y medio, no obstante, Sirley añade que, el violador no cumplió ni un mes en la cárcel. En su defensa el criminal insistía en que Sirley Ávila León le debía ocho mil pesos cubanos. En marzo de 2016 con ayuda de sus amigos y organizaciones internacionales Sirley fue trasladada a Miami a los EEUU, donde obtuvo la atención médica adecuada. Reside en Miami hasta el día de hoy, sin embargo, diariamente se preocupa por su hijo y su familia. Pese ello, Sirley continua con determinación en la lucha en contra de la injusticia en su patria. Participa en conferencias internacionales de derechos humanos, incluso fue invitada al Congreso de los EEUU o a la Organización de las Naciones Unidas. “Los derechos y las libertades los tienen los gobernantes, por eso yo lucho por derechos humanos en Cuba, que la libertad sea para todos. No quise tumbar al Gobierno, solo verdadera democracia, dónde todo el mundo pueda participar”, concluye Sirley su historia de vivir dentro de un régimen totalitario y agradece nuestro interés en la realidad de Cuba.

 

[1] El periodo especial es el nombre para la época de crisis económica en Cuba en los años 1990 causada por la caída de la Unión Soviética resultando en el fin del apoyo económico de Cuba. Más información: https://www.elnuevodiario.com.ni/internacionales/491009-cuba-economia-periodo-especial/

[2] Página oficial de la organización “Unión Patriótica de Cuba” aquí: https://www.unpacu.org/

[3] Radio y Televisión Martí es un servicio de radio y televisión internacional financiado por el gobierno de los Estados Unidos de América. Radio Martí salió al aire el 20 de mayo de 1985.1​ Antiguamente estaba alojada en la sede de la Voz de América en Washington, DC. En 1996 fue mudada a Miami. Página oficial: https://www.radiotelevisionmarti.com/

[4] José Daniel Ferrer (nació el 29 de julio de 1970) es un activista cubano por los derechos humanos, fundador y el coordinador general de la “Unión Patriótica de Cuba” (UNPACU), presidente electo por el Partido del Pueblo (PDP), presidente del “Consejo para la Transición Democrática en Cuba” (CTDC), preso de conciencia de la Primavera Negra, condenado a 25 años de prisión. Más información: https://eldiario.com/2021/04/22/jose-daniel-ferrer-el-lider-cubano-detenido-cuba/

 

Česká verze:

„Vyšla jsem z kumbálu. Držel v ruce mačetu a útočil mi na hlavu. Bránila jsem se rukou. Usekl mi ji. Když zaútočil znovu, bránila jsem se druhou. Zlomil mi ji. Pak mne řízl do ramene. Další útok směřoval na pravé koleno, přeříznul mi šlachy a upadla jsem a on mi pořezal i druhou nohu,“ popisuje sedmapadesátiletá Sirley Avila Leon útok, který přežila jen zázrakem. „Byl to kriminálník. Poslali ho, aby mě zavraždil,“ říká štíhlá kubánská disidentka na invalidním vozíku. Ještě dvacet let předtím komunistickému režimu věřila. Svého šestnáctiletého syna, který musel splnit brannou povinnost, nabádala, aby u vojska zůstal. „Přišlo mi nádherné bránit vlast.“

Bezstarostné dětství na venkově

Otec Sirley Avily Leon měl statek v Las Tunas a byl také řezník. Rodina se měla dobře i díky pozemkové reformě po vítězství revoluce v čele s Fidelem Castrem. Vláda sebrala půdu velkým vlastníkům a přerozdělila ji lidem, kteří ji obdělávali. „U nás doma bylo všechno. Otec měl voly poháněný lis na cukrovou třtinu, vyráběly se sladkosti, šťáva. V domě se to hemžilo lidmi. Sházeli se u nás každý den, hrálo se domino. Měli jsme i soukromý traktor a různé další vymoženosti. Necítila jsem ani kolem sebe žádný nedostatek,“ vzpomíná Sirley Avila, která byla pionýrkou a později jako studentka také členkou Výboru na obranu revoluce.

Už z mládí si ale pamatuje okamžiky, které její víru v kubánskou vládu nahlodávaly. „Když jsem v roce 1981 jela domů do Las Tunas, viděla jsem, jak policisté demolují celou jednu zemědělskou lokalitu a brutálně vyhánějí lidi z domů. Bylo to hrozné a nespravedlivé. Jako členka mládežnické organizace jsem si šla stěžovat, protože to neodpovídalo oficiální propagandě. Nepomýšlela jsem ale na žádnou, jak se na Kubě říká, kontrarevoluční činnost. Kritizovala jsem režim zevnitř jako jeho součást,“ vypráví.

Tyto její vzpomínky souvisí se zakládáním zemědělsko-dobytkářských družstev podporovaných ze Sovětského svazu. „Bylo to v roce 1981. Příslušníci státní správy a strany chodili dům od domu a nutili lidi, aby vstoupili do družstev a dokázali tak, že podporují revoluci. Byli nuceni odevzdat úplně všechno - půdu, zvířata, dokonce i nástroje, kterými obdělávali pole. Lidé ale brzy zjistili, že družstva nefungují dobře, že je to podvod a nesmysl. Mnozí venkované všeho zanechali a vydali se na okraje měst, odkud je ale vláda vyháněla, jak jsem to viděla v Las Tunas,“ vypráví.

V devadesátých letech, po smrti otce, se jí život začal komplikovat. Bylo to právě takzvané Zvláštní období, které souviselo s rozpadem komunistického Východního bloku v roce 1989. Sovětský svaz zásadně zredukoval pomoc Kubě. Rusko ji pak po rozpadu impéria téměř zastavilo. Předtím Sověti kupovali kubánský cukr za dvojnásobek světové ceny a ropu prodávali za výrazně sníženou cenu. Přineslo to ekonomickou katastrofu. Úsporné programy dopadly na celou zemi.

První střety s režimem kvůli škole

Sierly Ávila se v té době musela starat o těžce nemocnou matku, která nedostala po manželovi žádné peníze. Koupila si malý pozemek a hospodařila, aby je uživila. Později se vrátila do města. „Situace se dál zhoršovala. Platy byly velmi nízké a lidé měli hlad,“ vzpomíná. V roce 2004 se proto opět rozhodla hospodařit. Přestěhovala se farmu v oblasti Limones, na které později málem vykrvácela. „Měla jsem tam stádo a půdu k obdělávání. Tvrdě jsem pracovala. A viděla jsem nespokojenost venkovanů a jejich totální bídu,“ říká žena. Tamní zemědělci ji v obecních volbách zvolili zastupitelkou a ona tuto roli vzala velmi vážně.

„Nic nefungovalo, jak mělo,“ říká Sierly Ávila. Státní podnik nevykupoval od zemědělců z družstev včas produkci, která hnila na polích. Když už vykupoval, trvalo třeba rok, než zaplatil. Lidé měli hlad. V katastrofálním stavu byly silnice, nebyla elektřina. Venkované se třeba napojovali na proud ilegálně, pak se dostávali do konfliktů s režimem. Mnozí byli podle jejích slov obviněni a skončili ve vězení.

Tehdy si prý myslela, že na vině byli hlavně místní lídři. Začala si stěžovat u nadřízených výborů. Do osudného konfliktu se dostala kvůli škole. „Mnohé děti musely chodit až devět kilometrů pěšky do školy, do které byly přiděleny. Bojovali jsme o zřízení školy několik let. Pořád jsme slyšeli, že vláda je ve výjimečné situaci, že nejsou prostředky. Nakonec jsme ji s pomocí rodičů vybudovali,“ vzpomíná. Jenže kolem roku 2010 úřady školu zavřely a argumentovaly, že je tam málo dětí.

Snažila se vesničanům všemožně pomáhat. Když byla škola zavřená, zřídila ve svém domě neoficiální knihovnu určenou hlavně pro děti. S pomocí sousedů nakoupila nábytek, židle, knihy. Někteří rodiče totiž odmítali děti posílat do vzdálených škol. Mimo jiné proto, že ty menší museli doprovázet a neměli tak čas pracovat na polích. Úřady jim hrozily, že děti umístí do internátní školy, kde je nebudou moct vídat.

Organizovala také dobrovolnické práce při opravách cest. „Žádala jsem o to oficiálně, ale nebyly peníze, nebylo palivo. Tak jsem třeba zabila berana, udělala jsem jídlo pro lidi a spolu jsme strávili celý den. Opravovali jsme díry na cestách, vysoušeli jsme bažiny,“ popisuje.

Kvůli škole si stěžovala opakovaně až na ústředním výboru v Havaně. Dopisem se obrátila i na prezidenta Raúla Castra. „To jsem si zadělala na problém. Začali o mě šířit, že jsem kontrarevolucionářka. Nemohla jsem sehnat lidi, kteří by se mi starali o statek a zvířata, když jsem potřebovala cestovat,“ říká. Její další vyprávění připomíná horor. Když nebyla na farmě, někdo jí zabíjel zvířata, ničil nebo kradl věci, založil oheň, otrávil studnu a přemaloval dům, který si popsala výroky kubánského národního hrdiny José Martího.

Čelila různým falešným obviněním. Jednou ji přepadli dva muži, odvezli na odlehlé místo, odkud se musela vrátit pěšky. Doma ji mezitím zase něco provedli. V roce 2012 poprvé kontaktovala novináře z Radia Martí - vysílání Svobodné Evropy pro Kubu z Miami. „Chtěla jsem, aby se vědělo, jak obtížná situace je na Kubě, a že jsem na pokyn režimu fyzicky, ekonomicky a morálně napadána,“ říká.

Jedna mladá žena jí řekla, že jsou na ni najatí bývalí vězni, kteří jí mají škodit. Jeden z nich byl její bývalý manžel. Vypovídala o tom i na policii. V roce 2014 byla zavražděna. Potíže měl i její syn, který, jak si kdysi přála, pracoval u armády. „Nutili ho, aby mě prohlásil za nesvéprávnou. Když to neudělal, z Revolučního vojska ho vyhodili,“ vypráví. To už aktivně spolupracovala s disidentskými organizacemi, Vlasteneckou kubánskou unií (UNPAC) a dalšími. Byla v kontaktu s nezávislými novináři, stávala se známou osobou. Na farmě trávila stále méně času mimo jiné kvůli nemoci své matky, která v té době žila jinde. Proto hledala někoho, kdo by se jí o hospodářství postaral.

Teror vrcholí pokusem o vraždu

Drama vrcholí v roce 2015. Dostala doporučení na manželský pár, který byl ochoten na statku pracovat. Jak se ukázalo, muž byl bývalý vězeň, který se ji později pokusil zavraždit. Mezitím někdo šířil informace, že farmu prodala a odstěhovala se. To ale neměla v úmyslu a stále na hospodářství dohlížela. 24. května 2015 tam přijela kvůli sklizni manga. Měla ovocný sad s více stovkou mangovníků. A právě měla domluvený odkup plodů.

„Na co ty chceš mango? Nic neodneseš, nebo tě zabiju,“ řekl jí muž a vzápětí se o to pokusil. Vzal na ni mačetu a začal do ní nemilosrdně sekat. Hlavu si ochránila levou rukou, kterou ji v zápěstí usekl. Druhou ji zlomil. Přeřízl ji šlachy na nohou. Ležela bezmocná na dvorku u prasečí ohrady. Sierly Ávila je přesvědčená, že ji nedorazil jen díky tomu, že tam přiběhnul jejich vnuk, kterého měli zrovna na farmě na hlídání.

„Budu zavřený tak tři, čtyři dny. Až mě pustí, půjdu se vykálet a tančit na tvůj hrob. Ten statek bude můj,“ řekl jí. Jeho žena vše sledovala. Nechali ji tam ležet a odešli. „Viděla jsem, že přišli psi, olizují moji krev a přibližují se k mé useknuté ruce. Snažila jsem se je zahnat, aby nesežrali ruku i mne.“

Na statku byla tehdy ještě jedna žena, která běžela pro pomoc. Přivolala vesničany, kteří se jí snažili zastavit krvácení a volali záchranku. Vzpomíná, že jako první ale přijeli lidé ze státní bezpečnosti, kteří ji chtěli naložit do auta a odvézt. Sousedé to nedovolili a nakonec se dočkali sanitky.

Způsob, jak s ní zacházeli v nemocnici, ji přesvědčil, že ji chtěli definitivně zneškodnit. Vzpomíná, že ji nechali několik hodin před operačním sálem. Nedávali jí léky. „Bůh mě ochraňoval. Jinak by nebylo možné, že jsem to přežila. Také mi velmi pomohli lidé. Nemocnice byla plná mých příbuzných, opozičních aktivistů, novinářů,“ říká žena. V hrozném stavu ji brzy propustili domů. Měsíce trpěla, rány se jí špatně hojily a kosti dobře nesrůstaly. V březnu 2016 ji přátelé dostali do Spojených států, kde ji lékaři léčili bezplatně.

Předtím, v září 2015, byl soud se zadrženým útočníkem, který se jmenoval Osmani Carrion. Sierly Ávila neměla příležitost vypovídat, stejně jako lidé, kteří jí pomohli. Zástupci prokuratury za ní přišli až po soudním přelíčení. Útočník, který byl několikrát předtím trestaný, tvrdil, že mu dlužila 8 tisíc pesos, které mu odmítala vyplatit. Odsoudili ho na šest a půl roku. Podle Sierly Ávily si neodseděl ani měsíc.

Její příběh je na Kubě i ve Spojených státech známý. V roce 2016 vypovídala před Kongresem Spojených států, dostala Cenu Organizace za lidská práva. Angažuje se v hnutí za demokracii na Kubě.

„Chci, aby se vědělo, co je to komunistický totalitní systém.  Svoboda se vztahuje jen na vysoce postavené podporovatele režimu. Lidová moc je úplný klam. Vláda se tváří, že je obětí útlaku mocností, ale sama je utlačovatelem. Lidé jsou jako otroci závislí na tom málu, co jim režim dá za jejich práci, o které rozhoduje. Když se někdo snaží dělat věci lepší, dopadne jako já,“ shrnuje své postoje Sierly Ávila León. V době, kdy s ní v Miami mluvili dokumentaristé Post Bellum, plánovala brzký návrat na Kubu.

© Všechna práva vycházejí z práv projektu: Memoria de la Nación Cubana / Memory of the Cuban Nation

  • Witness story in project Memoria de la Nación Cubana / Memory of the Cuban Nation (Petra Sasinová)