Pedro J. Fuentes Cid

* 1939

  • “Cuando llegaba la persona que iban a fusilar, ahí siempre, cundo lo llevan amarado lo que fuera, la persona gritaba ‘Viva Cuba Libre’, ‘Viva Cristo Rey’ y sentíamos entonces cuando decían: ‘Atención, preparen, apunten, fuego’ y disparaban entonces y después ahí gritaba la persona ‘Viva Cuba Libre’, ‘Viva Cristo Rey’ y después sentíamos los tiros de gracias, a veces le daban un tiro de gracia, a veces le daban dos tiros de gracias, tres tiros de gracia, en fin, así. Le repito, fueron incontables la gente que fusilaron ahí. Yo no le sé decir exactamente cuántos fueron, pero me parece que cerca de dos cientos. Llegó entonces el día en que nos hicieron el juicio nuestro, casi un año después. Mi familia me había puesto a mí a una abogada para que me defendiera. En realidad, no podían hacer absolutamente nada, era una abogada, se llama Dona Ribas, defendía mucha gente que estuvimos presos ahí en La Cabaña. Dona Ribas era una abogada prominente de Cuba, una criminalista muy buena, pero que por ejemplo en el juicio nuestro casi no pudo hablar. El juicio nuestro fue que nos llevaron ahí, nos presentaron ante, en una parte ahí de la fortaleza de La Cabaña, un cuarto eso, ahí fuimos esposados. Junto con nosotros estaba la gente que estaba acusado de que habían estado con nosotros en el mismo grupo, y que nos había denunciado la persona que yo les hablé a Ustedes que, nos había conseguido la casa para guardar las armas. Fue la persona que infiltraron en el grupo nuestro, una persona en que yo nunca confié, una mujer. Ella se ocupó de denunciar a todo el mundo y estábamos ahí reunidos, el grupo que ella había denunciado. Me llamaron a mí, me dijeron ‘Pedro Fuentes Cid, póngase de pie’. Me puse de pie. ¿’Usted conoce alguna de la gente que está aquí’? Yo le dije ‘Yo no conozco a ninguno de los que están aquí’. Y me dijeron, ‘Oiga, man, no sea descarado, cómo Usted va a decir que Usted no conoció a Alfredo Sánchez, si Alfredo Sánchez lo cogimos preso nosotros con Usted, que venía manejando el carro en que lo cogimos’. Les dije ‘Bueno, sí, a Alfredo sí, era un gran amigo mío y yo lo conozco’”.

  • “La misión de ellos aquí en los Estados Unidos [de América] en Miami y un viaje que después dieron a Nueva York y en distintos lugares, era formar el ‘Movimiento 26 de Julio, que se convirtió en un movimiento que ellos utilizaron para derrocar junto con la ayuda de las demás organizaciones revolucionarias, como la nuestra, para derrocar a Batista. Ahí en aquella reunión, cuando llegamos estaba Fidel ahí, tenía en aquella época como 30 años más o menos, estoy hablando de unos cuantos años atrás, tenía 30, 31 años. Y entonces nos atendió ahí, en un apartamento pequeño, en la sala que era donde estábamos conversando nosotros, la cocina estaba al lado, muy cerca, era un apartamento de una sola habitación y él se puso a hacer café en una cafetera italiana, que tú pones en el fogón, entonces con la candela va percolando el café cubano, el café preso. Él empezó a hablar, y cómo le pasaba a Fidel Castro, cuándo empezaba a hablar, no podía parrar. Entonces habló, habló, habló, el café percoló y después empezó a hervir, y cuando él se dio cuenta, se paró, fue, sirvió el café y nos lo brindó a nosotros. Entonces cuando nos brindó el café aquel, que yo lo probé, estaba malísimo, porque estaba hervido, el café preso hervido sabe muy mal. Pero cuando él le preguntó ahí a la gente: ‘¿Señores qué les pareció el café’? ‘Muy bueno doctor, qué bueno le quedó ese café doctor, muy bueno, muy bueno’. Yo me quedé callado. Entonces me preguntó a mí: ‘¿Estudiante cómo estaba el café ese’? Y yo le dije, bueno, la verdad que bastante malo. Se viró a la gente que estaba ahí y dijo ‘Miran, este es el único hombre sincero que hay aquí’. Fidel Castro ya se había enterado para ese entonces en una conversación que habíamos sostenido, de que yo era el sobrino de Pepilla Cera. Pepilla Cera era la dueña de la finca que colindaba con la finca de Ángel Castro, del padre de Fidel, dónde nació Fidel. Pepilla era hermana de Angelina, mi abuela. Pepilla era la dueña de esa finca y los Castros lógicamente eran los amigos de los hijos de Pepilla, mis primos. Uno de ellos era el mejor amigo de Raúl, el otro Rique era que llevaba a Fidel a escuela en Belén, cuando Fidel era muchacho y él estaba estudiando leyes en la Universidad de La Habana. Cuando él iba a estudiar a la escuela de leyes, se llevaba a Fidel y lo dejaba en la escuela de Belén. Fidel se enteró de que yo, claro yo soy de Holguín, ellos son de Biran, que está muy cerca de ahí y Pepilla era la que colindaba con ellos. Él lo sabía ya y por lo tanto me trató poco diferente que cómo trató al resto de la gente”.

  • ¿”Cómo definirías tú con tu experiencia, en qué consiste el comunismo”? ¿”El comunismo? El comunismo es una promesa no cumplida para los desposeídos, que se había sabido que había fracasado en la misma Unión Soviética. Por ejemplo, ‘Un día en la vida de Iván Denísovich’, es inclusive un libro que se publicó en Cuba, en la biblioteca nacional, y lo recorrieron en seguida. Pero ya sabíamos que el comunismo era un fracaso, que el comunismo era eliminar todas las libertades posibles, era eliminar, por ejemplo, a todos los enemigos como hizo Stalin, eliminar a todo el mundo, a todos los enemigos, asesinarlos, desaparecerlos, a la misma gente que habían hecho posible la Revolución de octubre [en 1917 en Rusia], después los eliminaron en la Lubianka. Y ya todo eso nosotros ya lo sabíamos, no era un secreto para nadie, y por eso nosotros nos habíamos luchado. Por lo tanto, decidimos luchar en contra de eso, el comunismo, no estábamos de acuerdo con el comunismo”. ¿”Cómo te explicas qué a pesar de toda esta experiencia del siglo XX, estas ideas siguen teniendo atracción para tanta gente”? “Hay mucha gente que lo hacen, porque psicológicamente están rechazando el status quo, están rechazando a la gente con quien ellos conviven. Bien por envidia, bien por odios que llevan dentro de ellos, por los demás. Con una forma que tienen algunas personas de ponerse por encima de otras, que no lo pudieran hacer en una sociedad libre. Tu propio esfuerzo que te determina hasta dónde tú puedes llegar. De esa manera, con el comunismo, si tú eres más comunista que otra persona, entonces tú tienes más derechos que otra persona. Y eso lleva mucha gente hacerse comunistas, para de esa manera de sobresalir y estar ellos por encima de los demás”.

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    Miami, 16.05.2017

    (audio)
    duration: 03:11:33
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No tengo odios contra las personas que están negándonos nuestros derechos. Sencillamente yo lucho en contra de ellos, pero sin odio

Pedro J. Fuentes Cid
Pedro J. Fuentes Cid
photo: Pamět národa - Archiv

Pedro Fuentes Cid nació en Holguín en 1939, dentro de una familia de granjeros y guerreros - su bisabuelo luchó por la independencia de Cuba en España, entonces cuando en 1952 entró al poder Fulgencio Batista, toda la familia se mudó a Miami, EEUU. En Miami Pedro conoció a Fidel Castro, quien lo invitó a la contienda armada en contra el dictador Batista. Pedro participó en un entrenamiento militar en la República Dominicana, con el fin de invadir a Cuba. No obstante, a su patria regresó hasta que culminó la Revolución Cubana de 1959 y laboró como policía turístico, ya que hablaba francés e inglés, mientras estudió diplomacia en la Universidad de La Habana. Cuando Fidel Castro declaró la nueva orientación del rumbo del país hacia el comunismo, Pedro se integró al movimiento guerrillero anticastrista, hasta que lo detuvieron en 1961. Fue sancionado a 60 años en la prisión, sin embargo, sintió un gran alivio, ya que sugerían la pena de muerte. De la cárcel salió en 1976, después de cumplir 16 años, bajo la libertad condicional. Después de casi 20 años, en 1979, pudo reunirse con su familia en Miami. Estudió la maestría de relaciones internacionales e hizo doctorado de derecho en Miami. Desde hace 30 años se desempeña como abogado, y subraya que durante todo ese tiempo nunca ha dejado de luchar por la libertad de su patria.